Por Jaime Arteaga
Colombia es el primer país del mundo en contar con un Mapa de Inversión Privada para el Desarrollo que se actualiza anualmente. Movidas por un ánimo de colaboración y confianza, las compañías más grandes del país reportan la información más relevante sobre sus inversiones sociales y ambientales a una plataforma de iniciativa privada. El hecho de que las empresas estén dispuestas a compartir su información con un tercero, y que sus equipos dediquen tiempo a diligenciar complejos formatos para permitir que Colombia no solo conozca los montos, sino también las áreas y temas donde se realiza la inversión social y ambiental privada, así como los estándares predominantes en su gestión, solo puede explicarse por una genuina disposición a conectar esfuerzos para contribuir al desarrollo del país.
Colombia también es el primer país del mundo en realizar estudios sindicados para conocer la opinión pública nacional sobre los sectores minero y de petróleo y gas, ejecutados enteramente mediante alianzas público-privadas. Estos estudios, la Brújula Minera y el Barómetro Petrolero, son posibles gracias a la cooperación de empresas y gobierno, comprometidos en contribuir generosamente a la medición de la licencia social para operar de estas industrias. El esfuerzo de preguntar anualmente a los ciudadanos lo que piensan sobre el aprovechamiento de los recursos minerales, que comenzó en Colombia, se ha extendido, desde hace más de cinco años, a otros ocho países de América Latina gracias a la Brújula Minera, que hoy es un referente regional.
Colombia también fue pionera en contar con un Observatorio de la Industria del Cannabis y ha avanzado en la creación del observatorio más sofisticado de la industria láctea en la región. Además, es el primer país donde una empresa privada creó una plataforma de Desarrollo Territorial que integra y hace públicos los indicadores más completos de desarrollo de todos los municipios del país. Esto permite que el sector productivo alinee la inversión privada para el desarrollo con una visión histórica y multidimensional de los territorios donde opera.
Todas estas iniciativas, que demuestran la capacidad de Colombia para generar conocimiento y liderar la conversación sobre inversión privada para el desarrollo, tienen dos elementos en común: primero, son posibles gracias a la sinapsis entre lo público y lo privado. Esa función que cumplen las neuronas en el cerebro se refleja en el ecosistema productivo, generando conocimiento y acelerando procesos de desarrollo. Segundo, fueron concebidas y materializadas por una organización que nació hace 12 años con ese propósito específico.
Hoy, poco después de celebrar su primera década de trabajo y tras haber desarrollado proyectos en más de diez países de la región, Arteaga inicia una nueva etapa: la expansión formal de sus modelos de sinapsis para el desarrollo a toda América Latina y el Caribe. Con el lanzamiento de su nueva marca, Arteaga: Sinapsis para el Desarrollo, y la apertura de oficinas en Estados Unidos y Ecuador, reafirma su misión de hacer posible el desarrollo de Colombia y América Latina a través de la colaboración entre lo público y lo privado.
Con esta nueva identidad, Arteaga SPD no solo consolida su legado, sino que también envía un mensaje claro: el conocimiento compartido, la confianza y la acción colectiva son las bases para construir un futuro sostenible y próspero para nuestra región. Desde Colombia, este sueño de conexión se expande ahora a todo un continente, recordándonos que el desarrollo no es obra de una sola entidad, sino de las infinitas conexiones que somos capaces de tejer juntos.