Durante más de una década, Nacho Blasco ha dedicado su vida a la investigación y experimentación de los fenómenos psíquicos y metafísicos, abordando con seriedad y rigor aquellas experiencias que sugieren la continuidad de la conciencia más allá de la muerte física. Su trabajo, marcado por la curiosidad intelectual y el compromiso con la búsqueda de respuestas, lo ha llevado a profundizar en uno de los mayores enigmas de la humanidad: qué ocurre después de la vida terrenal.

Fruto de esta intensa labor de estudio y reflexión nacieron sus dos obras: La prueba del alma y Morir para sentirse vivo. En ellas, Blasco plasma no solo los hallazgos de sus investigaciones, sino también una mirada profundamente humana, que invita al lector a cuestionarse, a explorar y a abrirse a nuevas perspectivas sobre la existencia.

Consciente de que no todos comparten esta visión, Nacho Blasco insiste en que su propósito no es convencer a nadie. Por el contrario, muestra un profundo respeto hacia quienes piensan de manera distinta. Su objetivo es aportar luz y esperanza a quienes atraviesan el dolor de la pérdida de un ser amado, ofreciendo palabras que acompañen en el duelo y que abran la posibilidad de mirar más allá de la ausencia física.

Más allá de su faceta de investigador, Nacho Blasco se ha consolidado como un autor cuya escritura busca generar un impacto en el ámbito personal y espiritual de quienes lo leen. Cada página de sus libros es una invitación a la introspección, a la reflexión y al descubrimiento de un sentido más amplio de la vida.

Con un estilo claro y cercano, Blasco ha conseguido tender un puente entre la investigación rigurosa y la experiencia íntima, acercando temas trascendentales a un público diverso. Su misión no es ofrecer respuestas absolutas, sino motivar a que cada lector emprenda su propio viaje de autoconocimiento.

Hoy, a través de su proyecto literario, Nacho Blasco continúa compartiendo con seriedad, humildad y pasión aquello que durante años lo ha inspirado: la posibilidad de que la conciencia trascienda, y con ella, la certeza de que la vida es mucho más de lo que se percibe.