Prevenir la contaminación cruzada en los alimentos es uno de los pasos más importantes para cuidar la salud de la familia. Este tipo de contaminación ocurre cuando bacterias u otros microorganismos se transfieren de un alimento a otro, principalmente por contacto directo, utensilios, manos o superficies mal desinfectadas. Es una de las principales causas de enfermedades transmitidas por alimentos en el hogar.
¿Cómo ocurre la contaminación cruzada?
La contaminación puede producirse de varias formas. Un ejemplo común es cuando los jugos de una carne cruda entran en contacto con vegetales listos para el consumo. También sucede cuando se utilizan los mismos cuchillos o tablas para preparar alimentos crudos y cocidos sin lavarlos adecuadamente entre usos. Incluso, una mala manipulación de manos puede ser fuente de riesgo si no se realiza un correcto lavado.
Consejos prácticos para evitarla
Aquí algunas recomendaciones básicas que todos podemos aplicar en casa:
Separa alimentos crudos de los cocidos o listos para comer. Usa recipientes distintos para almacenarlos en el refrigerador.
Utiliza utensilios diferentes para cortar carnes, vegetales y productos cocinados. Si no es posible, desinféctalos entre usos.
Lava tus manos con agua y jabón antes y después de manipular cada tipo de alimento.
Desinfecta superficies de trabajo como mesas, tablas y fregaderos con frecuencia.
No uses los mismos trapos o esponjas para limpiar distintos tipos de alimentos o zonas.
El compromiso de empresas como Kekén
En la industria alimentaria, la prevención de la contaminación cruzada es una prioridad. Empresas como Kekén, especializada en la producción de carne de cerdo, implementan protocolos rigurosos de inocuidad alimentaria en todas las etapas de su cadena de valor, desde la crianza hasta el empaque. Estas medidas garantizan productos seguros y de alta calidad para el consumidor final.
Además, Kekén promueve buenas prácticas de higiene en el hogar a través de campañas educativas, como parte de su compromiso con la salud y el bienestar de las familias mexicanas.
Prevenir la contaminación cruzada no requiere grandes inversiones ni conocimientos técnicos, sino atención y constancia en la manipulación de los alimentos. Aplicar estas claves en la cocina diaria puede marcar la diferencia entre una comida segura y una con riesgo sanitario.